Cuando llega el momento de publicar tu sitio web, necesitas alojamiento web (web hosting). Ya sea compartido, dedicado o VPS, es fundamental elegir un buen proveedor: uno con alta disponibilidad del servidor, soporte técnico 24/7, planes escalables, servicios de seguridad adicionales, etc. Pero lo que muchas personas (especialmente quienes son nuevas en hosting) olvidan verificar es si su plan es gestionado (managed) o no gestionado (unmanaged). Este detalle puede cambiar por completo tu experiencia con el hosting. Un VPS no gestionado (tanto en Windows como en Linux) ofrece un tipo de control muy distinto al de uno gestionado.
¿Qué diferencia hay entre VPS gestionado y no gestionado?
VPS gestionado significa que el proveedor se encarga de la configuración y el mantenimiento del servidor. Tú no tienes que hacer nada: instalar software, resolver fallos, o gestionar actualizaciones lo hace un equipo técnico experto. Es ideal para quienes no tienen conocimientos técnicos o no pueden permitirse un equipo IT propio. Pero, obviamente, es más costoso, ya que implica recursos humanos dedicados 24/7.
La desventaja es que dependes totalmente del proveedor. No tienes control total del servidor y no puedes instalar software o hacer cambios sin su aprobación.
Por otro lado, un VPS no gestionado implica que solo el hardware y la infraestructura física son responsabilidad del proveedor: tú manejas todo lo demás. Puedes ser el “dueño” total de tu servidor: instalar lo que necesites, cambiar software (por ejemplo, de Nginx a Apache o de MySQL a MongoDB), siempre que no infrinjas los términos del proveedor. Además, suelen ser más económicos, ya que no incluyen soporte técnico especializado permanente. Obtienes acceso root completo, ideal para desarrolladores con conocimientos técnicos, aunque requiere más experiencia en administración de servidores.
Ventajas de un VPS no gestionado
El acceso root completo te brinda libertad total. A diferencia del hosting gestionado o compartido (como el hosting de WordPress), no dependes de restricciones impuestas por el proveedor o por otros usuarios en el mismo servidor. Si deseas instalar extensiones poco comunes o software personalizado, un VPS no gestionado te lo permite. También puedes cambiar entre servidores web o bases de datos sin esperar autorizaciones.
Existen dos tipos de virtualización comunes:
- OpenVZ: más limitado en personalización del kernel, ideal para tareas simples.
- KVM: permite mayor personalización del sistema operativo y compatibilidad con más software.
Aspectos a considerar antes de contratar un VPS no gestionado
Aunque la libertad es una gran ventaja, necesitas conocimientos básicos para gestionarlo correctamente, o bien contratar a alguien que lo haga. También debes revisar:
- Virtualización: asegúrate de elegir el tipo correcto (OpenVZ o KVM) según tus necesidades.
- Compatibilidad del sistema operativo: algunos proveedores no ofrecen todas las versiones de Windows o distribuciones de Linux.
- Escalabilidad del plan: evalúa si puedes aumentar recursos sin interrupciones.
- Disponibilidad del servidor (uptime): es clave que tenga un tiempo de inactividad muy bajo.
- Soporte técnico disponible 24/7: aunque sea no gestionado, puede haber fallos que necesiten atención.
- Complementos adicionales: como backups, direcciones IP extra o certificados SSL.
Administrar un VPS por tu cuenta puede ser gratificante, pero no es para todos. Si no estás seguro de lo que haces, podrías enfrentar problemas si cambias configuraciones o instalas software sin conocimiento. El mantenimiento del servidor tampoco debe ignorarse. Sin embargo, paneles de control gráficos como cPanel, Plesk o DirectAdmin pueden facilitar mucho esta tarea. En resumen:
- VPS gestionado = menos control, más soporte.
- VPS no gestionado = libertad total, pero requiere habilidades técnicas.
La decisión depende de tus necesidades y del nivel técnico con el que te sientas cómodo.